lunes, 3 de agosto de 2009

¡Hasta luego, Claudio!

Ese cabrón va a jalar”, recuerdo que uno de mis más grandes y entrañables amigos me dijo, sentados en las butacas del Estadio Universitario un tarde de julio del 97.
Días después conocí a “ese cabrón”. Por la mañana de un día de julio nos había telefoneado la secretaría de un médico (¿una fuente?) que tenía su consultorio en la colonia Doctores, “Tiene la cita casi a la misma hora que ustedes; lo van a ver”.
Llegamos, él estaba allí, sentado en la esquina, silente, con la visera de la gorra tapándole la cara, el hirsuto cabello caía hasta la altura de los hombros. En su labor era un descarado, en el transitar de su vida era tímido, cohibido.

-Claudio, ¿cómo estás? –le dijo mi padre

-Ehhh…, bien, bien –contestó el, entonces, joven de 21 años.

Charlar con él fue de lo más complicado, apenas de 7 años yo únicamente veía como mi padre intentaba platicar con Claudio, él eludía, aunque no se mostró reticente de obsequiarme un autógrafo, uno de los tantos que me dio.

Uno de los jugadores más destacados. Como clasificaría Manuel Vázquez Montalbán, un futbolista de izquierda acendrada, un prestidigitador con la pelota en los pies. Un hombre que practicaba el soliloquio eminente como arma letal en la grama.

Un futbolista cautivante, de esos que se encuentran actualmente en peligro de extinción. Pintaba a la cara a sus rivales en la cancha, fuera de ella la escondía ante la gente que se le acercaba.

Decía hace poco Juan Villoro, el gran ensayista balompédico –una de las tantas artes a las que se dedica-, que el triunfo en el fútbol le tiene que doler al rival para que se considere una gran victoria, Claudio aportaba en demasía para ello. El dribbling una de sus características más evidentes, en los últimos años de su carrera el toque y talento con la pelota detenida. No era un líder actitudinal, era aptitudinal.

El mismo Villoro escribía el viernes, que el sistema judicial en el fútbol es uno de los peores. Es cierto. La justicia en la carrera de Claudio fue cruel. Retirado antes de tiempo, víctima de las lesiones, de los golpes, de las rupturas.
Deleitó al país durante los 90´s y el primer año de este milenio, tras ello fue una caricatura tras sus lesiones.

Futbolista destacado, prominente. Admirado por muchos, uno de los grandes que han venido a la ciudad.

Hoy, martes no queda más que decirle, ¡Hasta luego, Claudio!

ARCHIVERO…

-APUNTE, Hipocorístico.- Dicho de un nombre: Que, en forma diminutiva, abreviada o infantil, se usa como designación cariñosa, familiar o eufemística; p. ej., Pepe, Charo (según la RAE); que no apodo. ¡Vaya acervo cultural!

-PARAMORBOS, será otro dedazo, ella se apunta a ser la presidenta estatal por su cercanía con él –léase el ARCHIVERO del 3/03/09 para más datos-, con ello cerremos los círculos…

1 comentario:

  1. CORRECCIÒN

    En el primer párrafo donde dice: "sentados en las butacas del Estadio Universitario un tarde de julio del 97". Evidentemente debe ser "una tarde", y no fue del 97, fue del 96, ya que fue el año en que llegó Claudio.

    JRC

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