
Destino Final: La Casa Blanca
Ahora que Barack Hussein Obama es oficialmente el presidente numero 44 de los Estados Unidos de América y se encuentra cómodamente instalado en los confines de la Casa Blanca se enciende un nuevo reflector sobre su cabeza.
¿Sobrevivirá al mundo de expectativas que se creó alrededor de él?
La popularidad con la que Barack Obama ganó las pasadas elecciones presidenciales no es algo que se pueda poner en duda ya que el 20 de enero de 2009 Estados Unidos dio una representación magistral de uno de los espectáculos que mejor se le da: el patriotismo.
En cada rincón del país se festejaba el cambio, se entonaba el famoso “Yes We Can”, las personas estaban eufóricas, los millones presentes en el histórico juramento del primer presidente negro de una de las naciones más polémicas de la actualidad dividían su ser entre la felicidad y las lagrimas, y el resto del mundo observaba ansioso.

Pero como en toda historia de la vida real, todo lo que sube tiene que bajar, como en toda nueva relación llega un punto en que se termina el enamoramiento y entonces comienza la verdadera batalla para encontrar el amor y eso es algo a lo que Obama se tendrá que enfrentar en los próximos meses, pues si bien entró a la Casa Blanca por la ventana más alta del edificio, la salida oficial está generalmente en el primer nivel.
En primera instancia se puede decir que el actual presidente tiene todo a su favor para continuar en el lado bueno de las personas, pues sus acciones serán más que bienvenidas en el paraíso de destrucción que dejo Bush tras su mandato, sin embargo hay que considerar que más allá de los bienes inmediatos que Obama pueda proporcionar al pueblo estadounidense, y por consecuencia al mundo entero, debe tener en cuenta la vulnerabilidad de las personas.
Barak Obama, al lado de su esposa e hijas, hicieron una campaña limpia basada en gran parte es una imagen de unidad, en el lado humano del futuro presidente, con el mensaje que no solo sería el mejor político sino el mejor esposo, el mejor padre, el mejor amigo. Y en un abrir y cerrar de ojos se convirtió en un fenómeno mundial.
Su cara fue toma recurrente para las revistas, no solamente de corte político sino también en publicaciones del corazón y entretenimiento. Estas abrazaron al entonces candidato como a un pequeño cachorro y como nunca antes se unieron la vanidad y la política, creando al primer presidente negro en la historia nacionalista de una sociedad orgullosamente blanca.
El hecho de que se convirtiera en el favorito de los medios de comunicación le fue de mucho provecho, lo que ahora hay que canalizar es como manejará esta agridulce relación pues gracias a su accesibilidad cada uno de los pasos, sin importar la dirección de estos, será documentada por los medios y pueden ser los que inclinen la balanza en un futuro y el resultado no será siempre positivo.
Los retos a los que se enfrentará en su mandato son muchos, la sociedad norteamericana esta en su momento mas vulnerable pues se ve amenazada como no sucedía desde hace muchos años. Por lo que busca en su líder a alguien que sea más que un simple presidente, busca en quien creer y algo en que sostenerse.
¿Podrá entonces Barack Obama con la capa de súper hombre que cuelga de su espalda?
Tendremos cuatro años para saber la respuesta.
Foto: Gabriel Bouys/AFP/Getty Images