
¿Por qué cuando fuimos niños nuestra mente pudo recorrer caminos que iban más allá de lo creíble?, ¿por qué resultaba tan fácil realizar lo deseado?, ¿por qué creímos todo lo que llegamos a escuchar? Nuestros miedos abarcaron el área de monstruos, muñecos diabólicos y fantasmas. Éramos soñadores, grandes, nada podía vencernos; ahora somos diminutos componentes de una sociedad manejada por individuos que constantemente maldecimos.
¿Por qué cuando crecemos el sentido del juego e ingenuidad se desvanece? Nos convertimos en máquinas partidarias de una sociedad que obedece reglas y sigue formatos de vida que al final y con más descaro resultan ser quebrantados por quienes principalmente los promueven, por aquellos “modelos perfectos” que pretenden ser héroes de una nación y conocedores de la solución a las dificultades de miles.
¡Cómo no tener miedo! Estar en manos no sólo de una persona que dé su cara, sino también en las de muchas más ocultas, partes de una telaraña de farsas y desfalcos. ¿Cómo no temer a otros, cuando se empieza a temer a uno mismo? Hablemos de las crisis que causan desesperación, y por tanto, irritación a quien es soporte de un hogar que tan sólo pide una buena calidad de vida.
¿En quiénes podemos confiar?, ¿qué podemos hacer para mejorar?, ¿cómo vamos a terminar si no cambiamos? ¡Tantas preguntas! al igual que cuando éramos niños, sólo que cuando lo fuimos, con pocas y simples respuestas solíamos conformarnos; hoy nos queda resignarnos, o ¿qué otra opción me dan?

¡Cómo no tener miedo! Estar en manos no sólo de una persona que dé su cara, sino también en las de muchas más ocultas, partes de una telaraña de farsas y desfalcos. ¿Cómo no temer a otros, cuando se empieza a temer a uno mismo? Hablemos de las crisis que causan desesperación, y por tanto, irritación a quien es soporte de un hogar que tan sólo pide una buena calidad de vida.
¿En quiénes podemos confiar?, ¿qué podemos hacer para mejorar?, ¿cómo vamos a terminar si no cambiamos? ¡Tantas preguntas! al igual que cuando éramos niños, sólo que cuando lo fuimos, con pocas y simples respuestas solíamos conformarnos; hoy nos queda resignarnos, o ¿qué otra opción me dan?