martes, 3 de marzo de 2009



Chihuahua, a fuego cruzado

“Ciudad Juárez no es un territorio perdido, sino uno como muchos otros en el país, con un problema serio, estructural, de fondo, en materia de criminalidad”, señala José Reyes Baeza, el gobernador de Chihuahua, el estado más grande del país, el territorio en el que confluye de una u otra manera la historia contemporánea de México.

“No está perdido”, apunta Reyes Baeza, promisorio el aserto reyesbaezense, aunque las estadísticas digan otra cosa. Son 381 asesinatos a mansalva, ejecuciones según lo señala la jerga narca (esto hasta al momento en que se redactan estas líneas, que para desgracia, será obsoleto el dato al momento en que usted lea esto) extorsiones al por mayor, zozobra se respira en el ambiente. El hedor a miedo atosiga el aire chihuahuense.

“Es un problema serio”, por decir lo menos. Atentados contra el Gobernador, aunque se busque esconder bajo la nebulosa de “incidente vial”. El alcalde de Ciudad Juárez, José Reyes Ferriz, no habita en el municipio que gobierna, emigra hacia El Paso, Texas.

El Paso, la ciudad más segura de Estados Unidos; Chihuahua la urbe más sangrienta en México. Los polos se tocan, y son separados por una línea cuasi intangible, de una u otra manera. Un puente divide, una valla marca una diferencia diametral.

De este lado, regidores ejecutados, policías muertos, asesinados, por intentar hacer su labor, otros de estos, no pocos de ellos, por pagos de facturas entre grupos de la delincuencia organizada que se mueven a su antojo en el territorio, sin que encuentren un dique que los limite.

(©AFP Alfredo Estrella)
El Paso, es seguro; ¿asesinatos?, pocos, poquísimos. ¿Por qué un simple puente marca diferencias tan evidentes?, ¿Qué hay de aquél lado, que de éste no se encuentra?

“Ya ni dejan almorzar en paz, en la mañana, mientras me echaba unos huevitos rancheros con salsita roja y tortillas recién hechas, me llama un cabrón: ‘Ya se echaron a otra’, ¡ya ni chingan!”, le dice a este espacio un reportero que pidió omitir su identidad.

“Por acá, la única novedad que hay un chingo de muertos, no te los acabas”, nos dice el mismo periodista vía telefónica.

El crimen encara, enfrenta al Gobierno, tanto federal como estatal, exige, decir pide es incierto, la salida de varios integrantes del gabinete de seguridad del gobierno estatal, ellos, los funcionarios, temen y deciden irse.

El Gobierno federal envía más elementos castrenses; los empresarios piden que dejen la entidad éstos, a pesar de la metástasis que carcome a las corporaciones policiacas desde ese cáncer de corrupción que se expande por los poderes establecidos. Extraña, por decir lo menos, la posición empresarial.

Seguridad máxima durante la reunión del Gabinete federal de Seguridad. Al día siguiente, una magistrada es secuestrada. Flor Mireya Aguilar Casas, ex subprocuradora de Justicia zona norte, es aprehendida por el crimen organizado, afrenta contra los poderes establecidos.
¿Territorio perdido?

ARCHIVERO…

-PARAMORBOS, “es un error de dedo”, dice ella (mujer que “delega” en Monterrey, y que “trabaja” incansablemente; dicen que tiene una eminente “previsión” para su futuro, ahh… y que además es muy “social”), por ello, los recursos que debió recibir el Estado de manos del Gobierno federal se vieron disminuidos por un error humano; ella, se ve muy enamorada, al fin y al cabo con una llamada lo arregla con él, quien navega “El Cuauhtémoc” los fines de semana en las playas de Acapulco…

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