La señorita Ira -mejor dicho, señora, pues seguramente ha de ser muy conocida por todos- es de quien hablaré hoy. ¿Por qué? Porque ella reina en nuestros pesares; en pequeñas situaciones de la vida busca hacer acto de presencia; porque cuando llega nos seduce con desfachatez y sugiere a cometer los peores actos. Porque hoy es un buen día para hacerlo y punto, ¡cómo no sacarle provecho a los eventos malos del día!Sí, hoy me fue terrible, ¡la tal Ira se me apareció en más de tres ocasiones! y si recuerdo lo que pasó se me retuercen las tripas otra vez; mi garganta se cierra del coraje; tiemblo y siento en el pecho que mi corazón late con prisa; los músculos de mi rostro se tensan y creo que ya comienza a dolerme la cabeza; quiero gritar de impotencia y disfrutaría el decir a maldiciones frases que hagan entender a quien provocó la visita de
¿Debo temer? Me contaron que a la larga
Ya que descargué mi rabia a base de pláticas largas conmigo misma de que si era propio o no enojarse por tal o cual cosa, y jurarme que la próxima vez que ocurra alguna situación similar a la que provocó mi ira, ésta no me afecte y no logre hacerme explotar como en aquella ocasión; ahora sí, recuerdo que mi día no fue tan malo, realmente fueron más los momentos de risas y felicidad que los de enojo y frustración, -los últimos por poco injustificados.
No somos máquinas como para no sentir, pero por otro lado ¡para qué maximizar lo negativo! Envenena, nos torna agresivos, odiosos, rencorosos y amargados; aparte de agotarnos y dañarnos físicamente.


Esa foto es realmente perturbadora.
ResponderEliminar