jueves, 24 de septiembre de 2009

Amor, amor, amor.

Resulta casi imposible poder creer la manera en que el hombre ha evolucionado a través del tiempo. Su mente no para, y peor, su ambición nunca muere. Estamos tan enfermos como para querer “mejorar” la calidad de nuestras vidas que recurrimos a métodos que hace diez años parecerían ser utilizados sólo en series de ciencia ficción y ahora lo que realmente hacemos es matar poco a poco nuestro planeta, y llenar a nuestra gente de vanidades y egoísmos.

Así es, no sólo contaminamos al medio ambiente; por dentro estamos muriendo y junto con ello sueños y anhelos terminan siendo el target perfecto para otro loco que no pueda con su propia vida al igual que uno mismo.

Siempre que lo digo, escucho risas -y quiero pensar que son las voces que invaden mi cabeza de repente –eso está de más- pero he llegado a la conclusión de que lo que mueve al mundo en forma positiva es el amor. Amar nuestros cuerpos y amar nuestras cualidades y defectos nos lleva por un camino armonioso; querer mejorar en algún aspecto requiere coraje y conciencia de que estamos dispuestos a hacerlo sin fregar a otros ni a nosotros mismos.


El mundo se acaba y yo ya no sé qué hacer mas que el predicar amor [frase que requiere un “jaja” para no parecer muy cursi y por su cerebro no pasen imágenes de algún capítulo de los teletubbies–¡¡¡terroooooooor!!!- o algo por el estilo] en mi casa, con mi familia, con amigos, conocidos y desconocidos –por qué no. Así que antes de actuar, tomen un respiro y lancen sonrisas sinceras –¡sólo sinceras!. Amar al de a lado no requiere de besitos y palabritas, sino de aceptación y entendimiento, confianza y lealtad. Háganlo y acéptenlo. Todos lo necesitamos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario