
Así es, no sólo contaminamos al medio ambiente; por dentro estamos muriendo y junto con ello sueños y anhelos terminan siendo el target perfecto para otro loco que no pueda con su propia vida al igual que uno mismo.
Siempre que lo digo, escucho risas -y quiero pensar que son las voces que invaden mi cabeza de repente –eso está de más- pero he llegado a la conclusión de que lo que mueve al mundo en forma positiva es el amor. Amar nuestros cuerpos y amar nuestras cualidades y defectos nos lleva por un camino armonioso; querer mejorar en algún aspecto requiere coraje y conciencia de que estamos dispuestos a hacerlo sin fregar a otros ni a nosotros mismos.

El mundo se acaba y yo ya no sé qué hacer mas que el predicar amor [frase que requiere un “jaja” para no parecer muy cursi y por su cerebro no pasen imágenes de algún capítulo de los teletubbies–¡¡¡terroooooooor!!!- o algo por el estilo] en mi casa, con mi familia, con amigos, conocidos y desconocidos –por qué no. Así que antes de actuar, tomen un respiro y lancen sonrisas sinceras –¡sólo sinceras!. Amar al de a lado no requiere de besitos y palabritas, sino de aceptación y entendimiento, confianza y lealtad. Háganlo y acéptenlo. Todos lo necesitamos.
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