martes, 8 de septiembre de 2009

Una copa (de cerveza) por Granados Chapa

Sin cuatros; puede llegar”, dice un integrante de la avanzada del Gobernador, mientras la lluvia arrecia afuera del Marco.

Minutos antes de las 19:30 horas, el salón está casi al tope. Gente ataviada elegantemente, veo a Paula Luganes, un vestido elegantísimo, o a María Arce, igualmente.

Maderito y su sonrisa, nunca la pierde; Mausán y su cámara, tampoco la pierde.

Roberto camina, saluda a Iñaki. Gregorio como si fuera a salir a cuadro a las seis de la mañana. Los camarógrafos de traje, no de mezclilla. Hoy se bañaron.

Allá está el “hijo de María Julia”. Sanjuana Martínez casi al entrar con sus bucles que parecen muestra de su valentía.

Él entra, tranquilo el paso, camina como escribe, con una elegancia y una tranquilidad que jamás te permitiría imaginar la ferocidad de su pluma. La barba blanca, poco más de 1.60 metros, tomado de la mano de su esposa. Es Miguel Ángel. Es Granados Chapa.

El evento comienza, ya entró el Gobernador, evidentemente con la avanzada que lo cuida con el recelo de niñera.

Gregorio habla, le pone atención a lo que le dicen al chícharo. No está el Gabo, una gripa, que no la AHLNL de Elba Esther, le impidió venir.

Tampoco está Lorenzo Hormisdas Zambrano –aunque le moleste su segundo nombre, es el suyo, ¡qué le vamos a hacer!-, éste si no nos avisó.
Los reporteros candidatos al premio de pie, se muerden las uñas, la tensión es palmaria.

Gregorio habla, Nati cabecea. El primero de la noche.

La novoperiodista está a tres mesas. Quesque ya es maestra.

¡Tac, tac, tac!, suena en el piso. Los tacones retumban el pasillo. Es la entrañable María Elena.

Voltea, me ve. “Mi vida, ¿qué andas haciendo aquí?”, me dice con su tono inconfundible.

Pasa la primera pareja mexicana candidata al premio. Paula y María, las argentinas, lo ganan.

“Ya viste a la española”, se platican dos caballeros en la fila seis del lado derecho. Martha, de 26 años, sí, llama la atención. Ganó por su trabajo a pesar de la fallida petición cosmogónica para que ganaran las de la UdeG. Creo que los deseos concupiscentes del jurado le jugaron a favor.
Ganan los colombianos ahora en TV. María Elena le mueve a su grabadora, no funciona.

Gregorio pide un aplauso para los de Uno noticias. Nati cabecea por segunda ocasión.

Ignacio, Daniel y Juan Luis hablan y agradecen el premio. “¡Por nuestros 167 compañeros muertos!”, grita Ignacio Gómez.

La grabadora de María Elena sigue sin funcionar.

Llega el momento de la noche, se espera el premio para el maestro. Antes un break con música de chelo.

Nati cierra los ojos, no se mueve, la cámara no lo enfoca. Cabecea, los aplausos lo despiertan.

Alma Guillermoprieto pasa al frente, presenta al “periodista necesario”, como le dijera Carlos Monsiváis.

María Elena trata de grabar, ¡pinche grabadora!

Granados Chapa pasa, habla, agradece. La gente no deja de aplaudir.

Baja del templete, camina tranquilo, pausado. Toma asiento.

El Góber se va. El sueño parece que le ha jugado de fea manera esta noche.

La grabadora de María Elena, jamás funcionó.

Me acerco. ¡Felicidades maestro!, le digo.

Un Gracias, seco, me es devuelto.

Acercamos los micrófonos. Don Miguel Ángel habla, habla y habla. De la libertad de expresión, de Excélsior, del recorte a las Universidades…

-¡Así, habla todos los días!, me dice doña Shulamit, la esposa de Granados Chapa

Don Miguel Ángel nos pide tomar asiento. Saca un cojín en forma de dona.

Se acerca un mesero. ¿Vino tinto o cerveza, joven?

-Le agradezco joven, le dice Granados Chapa

-Déme una cerveza, le digo yo

Me despido de don Miguel

Se acerca el mesero de nueva cuenta: ¿Otra copa de cerveza?

¡Una copa (de cerveza) por Granados Chapa!

No hay comentarios:

Publicar un comentario