domingo, 8 de marzo de 2009

“Doblajes del más allá”, “Doblaje mortal”, “Operación Doblaje”.

Una gran masa de cinéfilos ciertamente se ha puesto en contra de quienes se dedican al doblaje de títulos cinematográficos. Y otros se preguntan por qué tanto alboroto en cuanto al tema, bueno, no es alboroto, simplemente ¡choca! Aunque tratando de descifrar el por qué de los doblajes desatinados de títulos de películas extranjeras al español mexicano, me encuentro con datos interesantes y luego…callo.

Al cine comúnmente le vemos más la cara de industria multimillonaria, que lo que busca es precisamente hacer más millones. Marketing. Al blico hay que llegarle, impactarle. Pero en la mayoría de las ocasiones no se agradece que con el título nos desmoronen parte de la historia o incluso que prácticamente nos cuenten el clímax de ésta; hasta se ha logrado engañar con títulos que prometen una cosa y terminan con otra.

Es diferente si comprendemos al cine como lo que debemos: un arte -precisamente de ahí viene nuestra queja ante la falta de respeto por cambiarle el nombre a alguna obra-, una expresión y difusor de culturas. Y justamente como difusor de culturas, esperamos que se nos transmita la esencia del origen que tiene el filme. Aunque pensándolo de otra manera resultaría difícil para un mexicano entender la plática entre dos chicos estadounidenses con sus modismos traducidos en forma literal. Bueno, lo que se hace entonces es un doblaje, no una traducción.

El doblador hace el papel de punto medio entre dos culturas… ¿parece complicado ahora? Buscar el equilibrio entre esas dos culturas y el cuidar que lo que se diga no haga perder el sentido de la trama, la intención o mensaje, debe ser complicado. Aunque no creo que se quiebren tanto la cabeza para intentar hacerlo bien.

Si en inglés tenemos el original “Shaun of the dead” -Shaun es el personaje principal de la película- su traducción sería “Shaun de los muertos”, lo que no da tan buen sentido en nuestro país como el que le dieron al doblarlo a “Muertos de Risa” o “El desesperar de los muertos”, también conocida en España como “Zombie Party” (Fiesta de muertos vivientes) – ¿qué pasó con el doblaje al mismo idioma?-. Título que perfectamente pinta de una sátira de terror y con el que no tendría mucho problema.


Al igual, sí se justifica cuando éste pueda sonar extraño o poco atractivo al ser traducido, por ejemplo “Doce hombres en pugna” de “12 angry men”, lograría hacernos carcajear con “Doce hombres enojados” -nadie quiere lidiar con eso, nadie.

Pero hay títulos con los cuales estoy en terrible desacuerdo como el de “Thelma & Louise” al de “Un final inesperado”, ¿por qué simplemente no dejarlo como “Thelma y Louise”? y ya no esperaríamos por el tan inesperado final. O también aquellos que terminan en “-al” (mortal, fatal, letal) –ya saben, para impactar- como: “Arma mortal” que en realidad era “Lethal Weapon” osea “Arma Letal”.







Y qué tal la de “Poseídos”, película coreana que de su original Janghwa, Hongryeon” (Rose Flower, Red Lotus/Flor de rosa, Loto rojo), pasó a ser en Estados unidos “A Tale of Two Sisters” (Un cuento de dos hermanas); y al ser “Poseídos”, nos cambia por completo la percepción en la historia, para preguntarnos quiénes son los poseídos.

Y es éste último punto el que hace que no calle por completo y el que nos mantiene a muchos inconformes…aunque pensándolo bien ¿a quiénes les afecta realmente esta situación? Bueno, a aquellos que no se molestan por leer una sinopsis o ver un trailer antes de ir al cine. Entonces, ¿de qué mis compañeros cinéfilos y yo nos quejamos?


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