jueves, 19 de marzo de 2009


¿Justicia al fin?

Últimamente han surgido en los medios de comunicación diferentes notas que han expuesto muchas de las características de actuar de nuestra sociedad, sin importar si se esta en la ciudad más avanzada o en la región más desconocida del mundo.

Hemos aprendido de la manera más dura sobre los términos de justicia e injusticia y en cierto sentido siempre hemos tenido algún modelo de autoridad que nos ayuda a aplicarlos.

Pero en recientes años la creación de cientos de diferentes organizaciones así como las reformas a las leyes han cambiado la manera en la que juzgamos, se nos ha hecho más tolerantes, más alertas, más insensibles y por supuesto se nos ha sorprendido de maneras que nunca imaginamos. Esta semana Josef Fritzl se ha presentado frente al juzgado, con el rostro detrás de una carpeta azul sin saber realmente que es lo que esconde, durante tres días se han ido descubriendo detalles de lo que durante más de 24 años este hombre forzó sobre su propia hija, desvelando palabra por palabra que tan lejos podemos llegar.

Hace ya casi un año que este caso se hizo público y este hombre ha tratado de justificar sus acciones de muchas maneras, desde los remanentes de la guerra nazi hasta el típico argumento de una infancia solitaria, ¿pero es realmente justificable?

Desde el principio de esta controversia Fritzl nunca ha negado sus acciones pero la ampliación que se ha hecho de la escena realmente ha disgustado a la sociedad pues nos cuestionamos si es posible que una mujer, en el caso de su esposa Rosemarie, haya ignorado la desaparición de su propia hija, la que curiosamente vivia en el sótano de su propia casa, y si por otro lado estaba al tanto de lo que pasaba, nunca fue capaz de cuestionarla.

Es indudable que todos tenemos derecho a vivir en plena libertad a ejercer las acciones que plazcan nuestra existencia, pero también es bien sabido por definición social que tu libertad termina donde comienza la del otro, por lo tanto no hay forma social de realmente justificar lo que Josef Fritzl hizo, entonces por qué solo juzgarlo con la libertad que la justicia social lo permite.

Lo anterior es por que la situación que Fritzl creo a su alrededor me ha puesto a pensar si realmente es suficiente un simple juicio, y no es que quiera apelar a formas medievales de justicia, pero es exactamente demostraciones como esta las que me hacer cuestionarme si realmente todos merecemos una segunda oportunidad.

Pues creo en la autoridad que hemos creado, creo en el avance de nuestra sociedad pero no creo que en casos como este sea suficiente.

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