viernes, 13 de febrero de 2009





Cuentos de muros y mercados

Hace 20 años el mundo era totalmente distinto, aunque aún existía la percepción de que se encontraba polarizado (EU, URRS) se comenzaba ya a gestar el derrumbe del sistema comunista y a vislumbrar una época en la que reinaría el libre mercado, que era en ese entonces lo más sustentable.


Con la caída del Muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989 se terminó La Guerra Fría y se puso en duda la ideología comunista, no solo su forma de gobierno sino sus ideales que aun se encontraban esparcidos por todo el mundo en las mentes de cientos de jóvenes que veían en Marx y Lenin su modelo a seguir.

En pocas palabras al caer el muro parece haber caído también esa juventud revolucionaria, interesada por los problemas políticos y sociales, esas generaciones que en su momento marcaron la historia ya no tenían más en que creer, el modelo que llegaron a idolatrar había mostrado su ineficacia y más que eso, se estaba fusionando con el modelo contrario, Rusia y algunos miembros más de la ex URSS se transformaban en naciones capitalistas.

El sistema capitalista y liberal parece haber traído consigo una juventud más desinteresada por los valores políticos y sociales, y atraída por los valores del libre mercado, donde lo efímero, como la moda, la música prefabricada y la búsqueda de lo material, son la regla.

Pero apenas dos décadas después de la instauración de la hegemonía estadounidense, esta parece haberse desplomado. Es verdad que el poder de Estados Unidos en el mundo es aun innegable pero en la medida en que el gobierno comienza a implementar programas de rescate para sus empresas en quiebra, se pone en evidencia la traición a los valores capitalistas pues estas acciones son impensables dentro del liberalismo económico.


Poniéndolo de ese modo, cuando el Permio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz dice “la caída de Wall Street es para el fundamentalismo de mercado lo que la caída del Muro de Berlín fue para el comunismo”, le dice al mundo que esta forma de organización económica no es sustentable, y la verdad no suena tan descabellado.

La recesión en la economía estadounidense pone en evidencia la imperfección de un sistema que gobernó al mundo unilateralmente durante dos décadas y abre la puerta a un nuevo orden mundial que viene pujando desde hace ya varios años.

La China totalitaria y una India clasista, quieren ser las nuevas potencias, ambas cuentan con sistemas políticos y sociales que pueden ser perfeccionados pero que han demostrado su efectividad, además las izquierdas han regresado en muchos países democráticos y en algunos casos han demostrado que saben gobernar y moverse en el mundo globalizado.

Aquí lo que queda es preguntarnos, ¿Ahora que sigue?, ¿Cuál será el mundo en que las generaciones jóvenes nos tendremos que mover?, ¿Los líderes mundiales están a la altura de los nuevos retos? y sobre todo ¿Están dispuestos a crear un nuevo régimen en el que el mundo pueda salir adelante?. Los dados están en el aire y es incierto quien resultará vencedor.



Un símbolo del capitalismo en su máxima expresión es esta mujer que si la tomamos como metáfora del imperio estadunidense podemos ver su apogeo y su decadencia paralelas a los de Estados Unidos. La letra es una paradoja de del liberalismo económico y el video está inspirado en una de las escenas de "Gentlemen Prefer Blondes" interpretada por Marilyn Monroe, otro icono de la cultura pop y el consumismo.

1 comentario:

  1. Los chinos están destinados a ser nuestra nueva potencia mundial y el suyo nuestro modelo económico y empresarial.

    Solo hay que notar una de las nuevas maneras en que ellos generan empresas. Supongamos que Toyota o cualquier otra manufacturera de vehículos requiere... mangueras, y no hay un proveedor que le fabrique mangueras con todos los requerimientos que ellos necesitan. Entonces su solución es crear una empresa de mangueras primordialmente dependiente de Toyota, que le genere estas mangueras, y con el flujo económico de esta venta, crecer como una empresa independiente, ofreciendo sus servicios a otras empresas afines.

    ¿No es esta la manera más inteligente de crear una empresa? Atendiendo y resolviendo necesidades específicas, y no creándolas como hemos venido resintiendo desde que Estados Unidos es (o fue) la punta de lanza de los modelos económicos y empresariales del globo.

    Hay que dejar de estudiar inglés para comenzar a aprender chino mandarín, que nos llevará a crear alianzas más eficientes (y confiables) que las que pudiéramos hacer con alguna empresa norteamericana.

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